“Fracasaré si uno de vosotros decide no venir más a entrenar porque no disfruta del fútbol”
Se llama Aitor Cebrián Montiel. Tiene 22 años y nació en Ontinyent (Valencia). Desde hace año y medio entrena al equipo de fútbol benjamín Aielo, un club de la localidad valenciana de Aielo de Malferit. Compagina su trabajo de entrenador con sus estudios universitarios de Historia y le encanta jugar al fútbol.
Cuenta la crónica publicada en El País que el sábado 5 de diciembre su equipo jugaba en casa contra el CD Contestano, un conjunto que llevaba toda la temporada perdiendo por goleada. Antes de saltar al campo, Cebrián reunió a sus jugadores, niños de entre 7 y 9 años, y les dio una charla para pedirles respeto hacia el rival. En concreto, esto fue lo que les dijo su entrenador: “Acabo de ver entrar los niños contra los que vais a jugar hoy y son más pequeños que vosotros. Son de primer año y no debieran competir con vosotros en esta categoría. Están goleándolos cada semana y querría que hoy os pusierais en su lugar. ¿Cómo os sentiríais vosotros? No quiero que celebréis ningún gol”. Los niños entendieron y cumplieron el mensaje de su entrenador.
No podemos más que aplaudir el gesto de Aitor y compartir plenamente su actitud como entrenador, ya que el camino que hemos elegido en Palestra Atenea tiene que ver con el desarrollo personal y con la concepción del deporte como transmisor de valores, algo que conoce muy bien el joven entrenador valenciano con quién hemos conversado sobre lo que verdaderamente debería ser el fútbol base.
¿Qué te motivó para hablar así a tus jugadores benjamines antes de jugar contra el C.D. Contestano?
No era la primera vez que les hacía esa charla. Anteriormente en algún que otro partido les había dicho lo mismo. Lo que te motiva a hacerlo es pensar que si yo quiero que mis niños disfruten, por qué no puede hacerlo el equipo rival. Además, en este caso, cuando vi entrar al equipo rival, sus niños físicamente eran inferiores a los de mi equipo y ahí entendí que posiblemente no eran de la edad correspondiente sino más pequeños. Iban últimos en la clasificación, sin marcar un gol y encajando muchos. Entonces fue cuando decidí que mis niños no apretaran al máximo sino que dejaran jugar a los niños del Contestano y que ambos disfrutaran del futbol que al final es lo importante.
¿Piensas que se le da una importancia excesiva a la victoria en las ligas infantiles?
Demasiada. Está bien ganar porque a todos nos gusta (el que diga lo contrario miente), pero al final creo que debemos pensar que son niños y que si están ahí es por hacer deporte y por disfrutar jugando con sus amigos y del deporte que les apasiona. Muchas veces esa importancia que se le da a la victoria es perjudicial para los niños porque se les presiona para ganar y si no lo hacen pueden llegar a desmotivarse y dejar la práctica del futbol. Así que, en conclusión, creo que los entrenadores debemos cambiar esa mentalidad (aunque haya escuelas importantes que sí compiten para ganar) de niños, pero sobre todo de padres.
¿Qué aprenden esos niños (ganadores y perdedores) después de una victoria por goleada?
Yo diría, si me permites la expresión, que desaprenden. No sacan conclusiones positivas de esos partidos. De hecho, los que ganan quizá se crean mejor de lo que realmente son y eso puede ser contraproducente. Y, los que pierden, se creen peores de lo que realmente son y pueden desmotivarse y dejar de jugar a fútbol. Yo solo veo cosas negativas cuando hay un 10-0 o un 21-2 por ejemplo.
¿Cómo se podrían mejorar los emparejamientos de los equipos para que fuesen más equilibrados?
Eso es muy complicado. Aquí en Valencia se intenta agrupar a los niños por edad para, al menos, conseguir una igualdad física aunque siempre puede existir una desigualdad técnica. De hecho, en el grupo de mis niños la mayoría de equipos estamos bastante igualados y los que no lo estamos, como en el caso del Contestano, es porque no les corresponde estar en esa liga y eso es culpa de la Federación. Quizá habría que preocuparse más por los niños y menos por cuadrar grupos y calendarios.
¿Por qué se resiste el mundo del fútbol a imponer una serie de reglas que eviten estos resultados tan escandalosos en el fútbol base?
No lo sé, pero quizá sea porque a las escuelas más importantes no les interesa. Esas escuelas intentan encontrar a un Messi o a un Cristiano Ronaldo en sus academias y les interesa tener a los mejores niños posibles en sus equipos aumentando la desigualdad con las demás escuelas. De todas formas, es algo normal que escuelas como la del Valencia o la del Villareal busquen a esos futuros cracks del fútbol.
¿Es necesario meterlo en los reglamentos para que se cumpla en los campos de fútbol?
Pues posiblemente. Si estuviera en el reglamento seguro que cada equipo lo cumpliría, pero es muy difícil que algo así se incluya en el reglamento. No debería hacer falta que se incluyera en el reglamento si todos los entrenadores (y también padres) tuviéramos la capacidad de inculcar a nuestros niños que no hace falta humillar al rival.
Hay padres y entrenadores que consideran las “reglas de clemencia” (se sigue jugando, pero el marcador no se mueve a partir de un número de goles) como contraproducentes porque desincentivan el esfuerzo y desvirtúan la esencia de la competición. ¿Qué opinas al respecto?
Opino que en las escuelas de formación si se deben aplicar las “reglas de clemencia”. Si no, que se lo pregunten a los equipos que son goleados cada semana y veremos que opinan los niños. Eso sí, pienso que en amateur o ya a nivel profesional, los equipos deben esforzarse al máximo durante los 90 minutos porque ahí verdaderamente si están compitiendo por cosas importantes. Hablo de casos como los del Barcelona o del Madrid que vemos habitualmente. De hecho, Guardiola ya decía que la mejor manera de respetar a un rival era jugando al máximo durante los 90 minutos.
Por tu experiencia, ¿muchos chavales abandonan el deporte cuando sufren resultados muy abultados?
Muchos sí. Se desmotivan y dejan el futbol. Ahí es donde se ve el trabajo de un buen entrenador de fútbol base. En tener motivados a sus niños a pesar de encajar goleadas cada semana, en que se lo pasen bien a pesar de los resultados. Es fácil ser entrenador cuando todo va bien pero el buen entrenador (para mi) es aquel que en los momentos difíciles es capaz de mantener la motivación de su plantilla.
¿Piensas que la excesiva competitividad y, a veces, el menosprecio hacia el rival, va en aumento en el fútbol base?
Pues diría que no. De hecho, pienso que es algo que cada vez va a menos por las nuevas generaciones de entrenadores que van apareciendo cada año. Los chicos jóvenes estamos más concienciados que los entrenadores que llevan 20 años en esto (lógicamente no digo todos, pero es lo que yo he podido ver). La diferencia entre unos y otros es la formación que cada uno ha tenido y que hoy en día es mucho mejor que hace 20 años. Si se forma bien a los entrenadores es más fácil que formemos mejor a los niños.
¿Cuál piensas que debe ser la enseñanza más importante del deporte?
Disfrutar de él. Esa es la mejor enseñanza que puede tener el deporte. Si un niño disfruta haciendo deporte, cuando sea adulto lo seguirá practicando. De hecho, una frase que les dije yo a mis niños no hace mucho fue: “Yo no fracasaré si perdemos o ganamos, yo fracasaré si uno de vosotros decide no venir más a entrenar porque no disfruta del fútbol”.
¿Qué consejo darías a los jugadores más jóvenes que comienzan ahora a jugar al fútbol?
Lo primero de todo, que disfruten, que se lo pasen bien. Después les diría que en los momentos difíciles hay que tener paciencia porque van a tener muchos momentos así durante su carrera. Y, el último consejo, es tener personalidad. Personalidad para atreverse a hacer cosas en el campo, a intentar ser un jugador diferente a los demás. Ese tipo de jugadores tienen más opciones de llegar lejos que los otros.