“Yo paraba los partidos si había insultos”
Ser árbitro de fútbol requiere, además de esfuerzo y dedicación, mantener una buena condición física y tener un profundo conocimiento de las reglas de juego. Si además se arbitra en categorías inferiores se debería hablar con los jugadores, tener tacto en ciertas decisiones e incluso a veces corregirles para que conozcan ciertas reglas que desconocen.
Algo que sabe muy bien Ángel Andrés Jiménez Bonillo, éxarbitro de fútbol base. Con tan solo 17 años comenzó a arbitrar en las categorías inferiores de la liga de fútbol en Málaga. De su etapa como árbitro se siente muy orgulloso de su responsabilidad, afán de superación, gestión de situaciones y de su sentido de la justicia y deber cumplido.
Actualmente, Ángel promueve una iniciativa por un fútbol respetuoso y educativo. Sus propias vivencias y experiencias en el terreno de juego durante 15 años como árbitro le han motivado a seguir luchando en favor de la no violencia en el fútbol.
Porque el comportamiento de muchos padres, aficionados e incluso entrenadores hacia los árbitros sigue siendo lamentable no podemos más que aplaudir iniciativas como esta desde Palestra Atenea, un Club Deportivo que concibe el deporte como transmisor de valores.
¿Por tu experiencia como árbitro consideras que ha aumentado la violencia en el fútbol base en los últimos años?
Yo creo que, desgraciadamente, ha habido violencia desde que tengo uso de razón y memoria. Era considerable antes y lo sigue siendo ahora.
¿Se trabaja lo suficiente desde el ámbito federativo y de los clubes para erradicar la violencia de los campos de fútbol?
Desde el lado federativo, desde luego que no. Siempre importa más el negocio que los valores, y no se quiere cambiar nada no vaya a ser que también se resienta lo económico. Por parte de los clubes, podría hacerse muchísimo más. Conviene dejar claro que no se debe ganar de cualquier manera y que lo primero es el respeto y la educación, los valores. Sería muy interesante una campaña por parte de determinados clubes (cuantos más, mejor, pero todo podría empezar por un solo club) para intentar que los valores reinen en el fútbol y ayudar con ello a la formación de los jóvenes y a la prosperidad social en general. Todo esto es lo que expongo en mi escrito titulado “Iniciativa por un fútbol respetuoso y educativo”.
¿Qué puede hacer un árbitro cuando no para de escuchar insultos desde la grada?
Yo paraba los partidos si había insultos. En la segunda ocasión, indicaba al Delegado de Campo que debía llamar a las Fuerzas de Orden Público (el partido se interrumpía hasta que llegaran) y si las cosas seguían por el camino de las faltas de respeto tenía pensado acordar la suspensión definitiva (pero esto nunca llegó a pasar). La mayoría de los partidos que arbitré siguiendo estas pautas transcurrieron por los cauces del respeto, es decir, el método daba sus frutos. Sin embargo, comprendo que otros árbitros no hayan procedido así nunca, pues uno sabe que si hace eso, las opciones de ascenso desaparecen. Por eso tienen que ser los dirigentes de las federaciones y de los comités de árbitros los que tomen las medidas. Pero, como he dicho, los clubes pueden dar pasos también, ellos solos, y conseguir cosas muy importantes. Los clubes pueden conseguir que el fútbol cambie. Y me refiero sobre todo a los modestos, esos que trabajan con los jóvenes y no tienen aspiraciones de poder, títulos y negocio, sino de formación y valores.
¿Se está perdiendo el respeto a la autoridad del árbitro en los partidos de fútbol de categorías infantiles?
Desgraciadamente, nunca se ha visto a los árbitros como lo que son: jueces y autoridades. Por tanto, no es que se esté perdiendo; es que nunca ha existido el que debería haber.
¿Es necesario reformar los reglamentos para evitar conductas inadecuadas en los campos de fútbol por parte de jugadores, entrenadores y padres?
Creo que sí (sanciones para los que fingen, insultan o agreden físicamente, etc.), y también es una cuestión de educación, de principios básicos de respeto y convivencia. El fútbol, como todo, tiene que ser un medio de crecimiento humano, tanto en lo individual como en lo colectivo, por lo que a ello debe ir enfocado todo lo que propongamos.
¿Piensas que el fútbol profesional no está dando ejemplo a los jóvenes futbolistas de lo que debería ser la práctica deportiva?
No da ejemplo, sin duda. Eso de ganar como sea (fingiendo, mintiendo, utilizando artimañas antideportivas) y mostrar faltas de respeto (a los árbitros, a los contrarios) hace mucho daño a los jóvenes.
¿El menosprecio hacia el rival va en aumento en el fútbol base?
No sé si va en aumento, pero existe, y hay que intentar luchar contra ello. Insisto, desde el momento en que se dan conductas como insultos, mentiras y fingimientos, el respeto se resiente o, directamente, desaparece.
¿Cuál debería ser la enseñanza más importante del fútbol?
Que te ayude a crecer como persona en tu dimensión individual y social. Y que te haga disfrutar. Pero recordemos que se disfruta verdaderamente cuando lo anterior se potencia. Si no, el fútbol no hace crecer, sino que degrada.
¿Qué consejo darías a los jugadores más jóvenes que comienzan ahora a jugar al fútbol? Que lo pasen bien, pero sin olvidar los principios morales. De hecho, si no hay ética, no hay nada que valga la pena.